Blog creado por alumnos de 4to 2da Economía y 4to Sociales de la Escuela Normal Superior "Juan B. Marenzi" del cliclo lectivo 2013 como proyecto literario asignado por la docente Mónica Homs

25 de mayo de 2013

Temas de la literatura universal

A lo largo de nuestra historia, los seres humanos hemos buscado dejar por escrito el testimonio de nuestras más íntimas vivencias. Así, la escritura nos ha acompañado desde muy cerca como depósito de inquietudes y reflexiones en torno a los más variados temas, muchos de los cuales ya son considerados universales: la vida, la muerte, el amor, los viajes, el paso del tiempo, etc. Cada época ha experimentado de modo diferente estos temas, de tal forma que la literatura se nos presenta como una instancia de mucho interés para conocer la manera en que distintas épocas abordaron determinados temas. Asimismo, la lectura de obras anteriores a nuestra época, pero que tratan temas vigentes, nos permite entender la permanencia o variación de ciertas ideas o temas en la literatura actual.

Lee los siguientes fragmentos para que comprendas mejor esta idea:

1) “Lo que sé seguramente es que no moriré de enfermedad ni de otra manera alguna. No habría sido preservado ahora de la muerte si no debiese perecer de alguna terrible desgracia. Pero, ¡que mi destino sea el que debe ser!” (Sófocles: Edipo Rey. Buenos Aires, Colección Nogal, 2002).

2) “Cien años que yo viviera, no hablaría de otra cosa. Primero tu padre; que me olía a clavel y lo disfruté tres años escasos. Luego tu hermano. ¿Y es justo y puede ser que una cosa pequeña como una pistola o una navaja pueda acabar con un hombre, que es un toro? No callaría nunca. Pasan los meses y la desesperación me pica en los ojos y hasta en las puntas del pelo…” (García Lorca, Federico: Bodas de Sangre. Santiago, Editorial Centro Gráfico, 2003).

En ambos fragmentos se habla sobre un mismo tema, la muerte, aunque de manera muy diferente. En el primer fragmento se trata de una visión de la muerte desde una perspectiva pesimista que considera el cumplimiento de un destino anterior a la voluntad. En cambio, en el segundo fragmento, que corresponde a una obra escrita en 1933, se presenta una perspectiva de la muerte sin resignación, como un evento inmerecido.

Lo importante para la PSU es que sepas identificar o reconocer en un texto literario qué visión se despliega acerca de alguno de estos grandes temas. Es decir, los temas tienen características universales, pues están presentes en distintas culturas de diferentes épocas, pero son abordados de manera particular en cada una de aquellas tradiciones artísticas. En el caso del amor, por ejemplo, puedes encontrar perspectivas negativas en torno al tema, que consideren la relación entre amor y sufrimiento o vinculado a la imposibilidad de ser correspondido. También es posible que en otros textos sea considerado como un sentimiento positivo, agradable, compartido por más de uno. Algunas obras podrían también ver el amor desde una perspectiva idealizada, mientras que otras pueden tratarlo como una emoción ligada al cuerpo y a la sensualidad. Lo mismo sucede con el viaje, tema que puede ser entendido en tanto desplazamiento físico, pero además en cuanto proceso de transformación de un sujeto a partir de sus experiencias.

El tema del amor en la literatura

De manera permanente, a lo largo de la tradición literaria, el amor ha estado presente en la literatura como uno de los temas recurrentes. A lo largo de los distintos periodos de la historia, el amor ha ido expresando las diversas formas de expresión del mismo y ha demostrado que es un reflejo del tipo de sociedad que lo sustenta. De este modo, la idea que se tiene sobre el amor en el periodo medieval no es la misma que se manifiesta en el periodo del romanticismo, por ejemplo.

Tipos de amor:

Dentro de los diversos tipos de amor, existen dos extremos que son utilizados  para expresar los distintos tipos, uno es el amor sensual y el otro, el amor idealizado.

El Amor Sensual:

Es la expresión que se basa en los sentidos, en lo erótico, en lo físico; va muy ligado al llamado del goce de los placeres de este mundo sin preocupación en la trascendencia. Se expresa, también, como la unión física de los amantes.

 Ejemplo:
Carta de Abelardo a Heloisa:

Tú sabes a qué bajeza arrastró mi desenfrenada concupiscencia a nuestros cuerpos. Ni el simple pudor, ni la reverencia debida a Dios fueron capaces de apartarme del cieno de la lascivia, ni siquiera en los días de la Pasión del Señor o de cualquier otra fiesta solemne. Merezco la muerte y alcanzo la vida. Se me llama y doy la espalda. Persisto en el crimen y soy perdonado contra mi voluntad.
Me dices: “Pero yo sufrí por ti”. No lo pongo en duda. Pero sufriste más por ti; y eso mismo contra tu voluntad. No por un amor que saliera de ti, sino por coacción mía. Ni redundó en tu salvación, sino en tu dolor. Él, en cambio, padeció porque quiso y te trajo la salvación; Él que con su pasión cura toda enfermedad y disipa toda pasión. En Éste – te lo suplico – no en mí has de centrar toda tu devoción, toda la compasión, toda compunción. Llora la gran injusticia cometida con un ser tan inocente y no llores la justa venganza de la equidad sobre mí – y, si quieres, como ya se dijo – la suprema gracia sobre nosotros dos.

El Amor Idealizado:

Consiste en elevar al ser amado a dimensiones más allá de la realidad. La idealización provoca que no se enamore del ser real, sino que de la imagen perfecta y mental que se tiene de ese ser.  Este tipo de amor difícilmente se concreta, tiende a sobrevivir más en el plano de la ilusión y de la esperanza de poder concretarlo. Ejemplos de este amor es el que siente Don Quijote de la Mancha hacia su idealizada Dulcinea o la admiración amorosa del poeta Dante Alighieri  hacia su amada Beatriz.

 Ejemplo:

Ve claramente toda salud
quien a mi dama entre las damas mira;
las que con ella van se ven obligadas
de agradecer a Dios tan bella gracia.

 Y su belleza es de tanta virtud,
que a las demás ninguna envidia alcanza,
y así con ella las hace andar vestidas
de gentileza, amor y  fe.
 Verla vuelve a toda cosa humilde,
y no solo ella se hace ver agradable
sino que cada una por ella recibe honor.
 Y hay en sus actos tanta gentileza
que nadie puede traerla a la memoria
sin suspirar de dulzura y de amor.


Dante Alighieri












El tema del viaje en Literatura

Cada vez que emprendemos un viaje que nos traslada a lugares nuevos y desconocidos, dicha experiencia provoca un cambio en nosotros, no sólo porque tomamos conocimientos de nuevas regiones y lugares, sino que ganamos experiencias, vivencias personales que gatillan un cambio en nuestra manera de ver la vida. En resumidas cuentas, maduramos, crecemos como personas y estamos mejores preparados para enfrentar futuras situaciones nuevas. De todo viaje -un viaje de vacaciones, una visita casual a algún lugar, un viaje para solucionar un problema- sacamos algo que nos enriquece como personas. Aunque nos vaya mal, aunque no nos resulten las cosas, aunque no lo pasemos bien, un viaje siempre aporta a nuestro crecimiento como persona.
Es por eso, que en literatura  el tema del viaje se aborda de una manera especial, pues no solo implica un desplazamiento físico, sino siempre va de la mano con un viaje interior. El viaje es una metáfora del crecimiento interior de un personaje. Dependiendo de aquello que la literatura quiera significar por medio del relato, podemos reconocer distintos tipos de viajes:

El viaje en la tradición literaria:
 

Viaje a los infiernos:

Este tipo de viaje representa de manera simbólica la caída de un personaje en lo espiritual, en lo valórico o en lo existencial como si fuera una caída al “infierno”, lugar en el que se pagan las culpas, el castigo por perder el “camino recto de la vida”, como lo señala Dante Alighieri al comienzo de la Divina Comedia. Es justamente en esta obra donde se representa de manera más clara este tipo de viaje. El protagonista realiza un descenso hasta el mismo infierno como acto de castigo y purgación para alcanzar el camino al cielo, la perfección.














En medio del camino de nuestra vida
me encontré por una selva oscura,
porque la recta vía era perdida.

¡Ay, qué decir lo que era es cosa dura
esta selva salvaje, áspera y fuerte,
cuyo recuerdo renueva la pavura!

Tanto es amarga, que poco lo es más la muerte:
pero por tratar del bien que allí encontré,
diré de las otras cosas que allí he visto.

No sé bien redecir como allí entré;
tan somnoliento estaba en aquel punto,
cuando el veraz camino abandoné.

Pero así como llegué junto al pie de un monte,
allá donde aquel valle cesaba,
que de pavor me había acongojado el corazón.

Dante Alighieri, La Divina Comedia, El Infierno: Canto I (fragmento)

Viaje interior:

Es aquel tipo de viaje en que el protagonista  busca, como principal objetivo, el crecimiento espiritual, el conocimiento, la sabiduría que le permitan alcanzar un estado anhelado y que es el motor de este desplazamiento. En este viaje, el personaje va viviendo peripecias y conociendo a otros personajes que le orientan en su búsqueda.

Siddharta había empezado a alimentar el descontento en su interior. Comenzó por comprender que el amor de su padre, el cariño de su madre, y también el afecto de su amigo, Govinda, no le harían feliz para toda la vida. No le satisfacía ni le bastaba. Había empezado a presentir que su venerable padre y los otros profesores, junto con los sabios brahmanes, ya le habían comunicado la parte más importante de su sabiduría. Adivinaba que ya habían henchido hasta la plétora el recipiente, y, sin embargo, el recipiente no se encontraba lleno (...) Los sacrificios y la invocación de los dioses eran excelentes... Pero, ¿lo eran todo? ¿Y qué sucedía con los dioses? ¿Acaso los dioses no eran unos seres creados como yo y como tú, súbditos del tiempo, pasajeros? ¿Tenía sentido, entonces, ofrecer sacrificios a los dioses? ¿Dónde vivía, dónde latía su corazón eterno? ¿Dónde sino en el propio yo, en nuestro interior, en lo indestructible que cada uno lleva dentro de sí? ¿Pero dónde se hallaba este yo, este interior, este último? No es carne ni es hueso, no es pensamiento ni conciencia: así lo enseñan los grandes sabios. Entonces, ¿dónde? ¿Dónde se encontraba? ¿Existía otro camino para llegar al yo, al atman..., un camino que valía la pena buscar? (...)
Empezó Siddharta:  
-Con tu permiso, padre. He venido a comunicarte que deseo abandonar mañana tu casa para irme con los ascetas. Mi deseo es convertirme en un samana. Espero que mi padre no se oponga.
Hermann Hesse, Siddhartha (fragmento)

Viaje por diversos espacios terrestres o extraterrestres:

Este viaje se caracteriza por la aventura que se vive en él. Cada espacio que se recorre proporciona un suceso que pone a prueba la valentía, la astucia, la destreza, los valores, o la fe del héroe que lo emprende. Implica siempre un crecimiento por parte del héroe que lo emprende, cualquiera sea su resultado.

Después de esperar el tiempo que habéis oído, y viendo que no elegían nuevo Papa, pensaron que habían demorado bastante para regresar cerca del Gran Khan, y decidieron volver. Entonces se fueron de Venecia, llevándose a su hijo Marcos, directamente a San Juan de Acre, en busca del Legado antedicho. Con él platicaron sobre estos asuntos y le pidieron venia de ir a Jerusalén a recoger el aceite de la lámpara del sepulcro de Jesucristo, ya que el Gran Khan había expresado el deseo de poseerlo. El Legado les dio permiso. Fueron luego al Santo Sepulcro, a Jerusalén, y habiendo cogido el aceite volvieron a Acre a decirle al Legado: «Señor, mucho hemos tardado en volver a ver al Gran Khan, y como aún no hay Papa, creemos es nuestro deber el írselo a decir». (...)
En cuanto los dos hermanos estuvieron en posesión de las credenciales, pusiéronse en camino para volver a la tierra del Gran Khan. Y tanto anduvieron, que llegaron a Laias. Mas no bien hubieron llegado, fue elegido Papa el Legado que tenía por nombre Gregorio de Plasencia. Grande fue la alegría que experimentaron al oír esta nueva, y no tardó en llegar a Laias un emisario del Papa diciendo a micer Nicolás y Mafeo que retrocedieran a ver al Pontífice. (...)
Y cuando llegaron a Acre fueron a Su Santidad el Papa y se prosternaron humildemente ante él. Les recibió con gran deferencia, dándoles su bendición y haciéndoles gran fiesta. Y el Papa acordó darles para que les acompañaran a dos de los predicadores, los más sabios de toda la provincia, y éstos se llamaban Nicolás de Vicenza y Guillermo de Trípoli. El Papa expidió sus breves y cédulas que contenían el mensaje que enviaba al Gran Khan, y dando a todos su santa bendición, se fueron los cuatro con Marcos, hijo de micer Nicolás.

Marco Polo, Viajes. (fragmento)

La Odisea de Homero
Obra en que se narran las peripecias de un viaje lleno de aventuras del héroe que intenta volver a su ciudad natal.